Hugo Chávez Frías, un hombre, una persona, sintió el dolor y la esperanza de nuestro pueblo.
El tiempo pasó muy rápido y fueron diez años sin la presencia física de Hugo Chávez Frías. A los que convivimos, compartimos y aún discutimos esa personalidad nos viene a la mente, llenos de ansiedad, inquietos por hacer, y con una clara actitud de ser útil, de aportar, de ayudar a los demás.
Hugo Chávez Frías, un hombre, una persona, sintió el dolor y la esperanza de nuestro pueblo. Si es cierto que nos consumió como ser humano tratando de trazar un nuevo camino. Buscó formas de hacer que la riqueza nacional fuera accesible para todos, especialmente para los más pobres, los indigentes, los ancianos y las mujeres.
Rompió el paradigma de países ricos solo para élites. En un gran esfuerzo, invirtió la renta petrolera nacional en vivienda, educación y salud. Los logros reconocidos por los centros acreditados por la ONU fueron el aumento de estatura y peso de los venezolanos, la reducción de la morbimortalidad infantil y materna, la declaratoria de Venezuela como zona libre de analfabetismo.
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La expansión y democratización de las industrias nacionales quedó sin resolver. Las fábricas que han sido cerradas debido a la presión de los funcionarios siguen sin resolverse. Obras estructurales como el Plan Nacional de Ferrocarriles y el nuevo puente sobre el Lago de Maracaibo. Estas son nuestras deudas con Chávez y por lo que debemos luchar todos los días para lograrlo. Venezuela fuerte es una deuda inconmensurable. Gran tierra donde se cumplen las palabras del Padre Redentor: “La mayor cantidad de estabilidad, la mayor cantidad de felicidad posible”.
Chávez nos devolvió la utopía de la unidad de nuestro pueblo, el sueño y la idea de Bolívar, y la extendió más allá de los límites de la patria colombiana hasta América Latina y el Caribe. Un notable momento de unidad que Chávez predicó sin medias tintas. Ahí tenemos una tarea y un mapa. Una lucha por lograr la multipolaridad, una lucha por dejar de ser arreados por una sola fuerza.
Conocerlo tan íntimamente, compartir los primeros tiempos difíciles, los ideales y la esperanza fue un regalo de vida. Esto nos dejó en nuestro mejor momento, cuando experiencias y encuentros consolidaron casi cuarenta años de esfuerzo y trabajo por los demás.
Paz de su alma, que solo alcanzaremos con nuestra entrega a los ideales de trabajo y servicio y la unidad de todos los venezolanos en Venezuela.