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¿Te has preguntado si eres rehén psicológico de tu pareja, de tu jefe o de tu situación?
Crisanto Gregorio León
¡Átame! (1990) El La octava película de Pedro Almodóvarr, podrás admirar el esplendor del síndrome de Estocolmo que sufre la protagonista Victoria Abril (Marina Osorio) de Antonio Banderas (Ricky) quien en cambio sufre un trastorno límite de la personalidad.
síndrome de estocolmoNiels Bezerot. Es un fenómeno psicológico que ha llamado la atención de psicólogos, sociólogos y de la cultura popular. El término se refiere a una reacción de conflicto en la que una víctima de un secuestro o de una situación emocionalmente abusiva desarrolla sentimientos de lealtad, afecto o incluso amor por su captor. A pesar de lo irracional que pueda parecer este comportamiento desde una perspectiva externa, quienes experimentan este síndrome muchas veces apoyan las acciones de sus captores e incluso las defienden ante terceros.
Psiquiatra y criminólogo sueco Niels Bezerotquien acuñó el término después de un famoso atraco a un banco en Estocolmo en 1973, describió el fenómeno como una técnica de supervivencia psicológica en la que la víctima se adapta psicológicamente a la situación de abuso como mecanismo para reducir el miedo y el estrés. El término síndrome de Estocolmo tiene su origen en un hecho real ocurrido en la capital sueca en agosto de 1973. Durante una redada en el banco de crédito de Estocolmo, dos delincuentes armados, Jan Erik Olsson y Clark Olofsson, mantuvieron como rehenes a cuatro empleados del banco durante seis días.
a lo largo de SecuestroLas víctimas comienzan a desarrollar un fuerte vínculo emocional con sus captores, protegiéndolos incluso después de su liberación. Una rehén, Christine Enmark, intentó solidarizarse públicamente con los secuestradores y liberarlos, temiendo a las autoridades. A raíz de este episodio, el psiquiatra Niels Bezerot identificó este extraño comportamiento como un síndrome psicológico, al que llamó síndrome de Estocolmo.
Aunque los estudios sobre el fenómeno han evolucionado desde entonces, el término permanece y sigue utilizándose para describir situaciones en las que Una víctima desarrolla una relación emocional positiva con su abusador. El síndrome se puede explicar a través de una serie de principios psicológicos que nos permiten comprender por qué una víctima desarrollaría un sentido de lealtad o apego hacia un atacante, en lugar de sentir el miedo que parecería más natural. Los siguientes puntos son importantes para comprender este fenómeno.
Primero, el proceso. supervivencia mental. El síndrome de Estocolmo es esencialmente una estrategia de supervivencia psicológica. La víctima, al encontrarse en una situación de extremo peligro y presa de un prisionero, puede desarrollar sentimientos positivos hacia él como forma de reducir el miedo.
Este proceso se basa en la necesidad. Crear un vínculo emocional que proporcione una sensación de seguridad ante las constantes amenazas. En segundo lugar, la disonancia cognitiva. La teoría de la disonancia cognitiva de Leon Festinger es útil para comprender el síndrome de Estocolmo.
Según esta teoría, las personas quieren mantener la coherencia entre sus creencias y sus acciones. Cuando una víctima comienza a desarrollar sentimientos positivos hacia su captor, su cerebro intenta justificar este conflicto, creando una narrativa que racionaliza esos sentimientos. Una forma de afrontar la insoportable realidad de la situación.. En tercer lugar, la identificación con el atacante.
Otro principio importante es Proceso de identificación con el atacanteUn fenómeno descrito por Anna Freud en el contexto de la psicología del yo. Según este concepto, la víctima adopta las creencias y actitudes del agresor como medio para reducir la amenaza percibida. Al identificarse con el secuestrador, la víctima puede tener una falsa sensación de control sobre la situación.
Cuarto, relaciones Dependencia emocional. En situaciones crónicas de secuestro o tortura, las víctimas suelen depender completamente de sus captores para satisfacer sus necesidades básicas: comida, agua y protección. Esta dependencia puede convertirse en un vínculo emocional, donde la víctima comienza a ver al captor como una figura protectora, creando un ciclo donde las relaciones de poder y afecto se mezclan de manera compleja.
Quinto, aislamiento social y cognitivo. En muchas situaciones de abducción o abuso, las víctimas quedan aisladas de fuentes externas de apoyo o información. Este aislamiento ayuda a crear un intenso vínculo emocional con el preso, ya que la víctima no tiene con quién comunicarse ni con quién revertir su percepción de la realidad.
El incidente más famoso ocurrió en los Estados Unidos en 1974, cuando Patricia HurstLa nieta del magnate de los medios William Randolph Hearst, fue secuestrada por el grupo guerrillero Ejército Simbionés de Liberación. Durante su cautiverio, Hearst desarrolló un vínculo emocional con sus captores y finalmente se unió a ellos en actividades delictivas como el robo a mano armada. Después de ser capturado por las autoridades, Hearst afirmó haber sido manipulado psicológicamente por sus captores, lo que le hizo desarrollar lealtad hacia ellos.
Aunque el caso sigue siendo motivo de controversia, explica cómo En casos extremos de abuso y manipulación, una víctima puede desarrollar afecto o lealtad hacia sus captores.. El síndrome tiene profundas implicaciones para el estudio de la psicología humana, ya que desafía muchas suposiciones comunes sobre cómo las personas deberían responder a situaciones de abuso o peligro. El síndrome de Estocolmo revela la vulnerabilidad emocional humana en situaciones extremas.
Las personas que experimentan esto síndrome Suelen estar sometidos a intensos niveles de estrés, miedo y aislamiento, lo que les hace más propensos a desarrollar mecanismos de defensa psicológicos, como la identificación con el agresor. El desarrollo del síndrome depende en gran medida del contexto situacional en el que se encuentra la víctima. Factores como la duración del encarcelamiento, el grado de dependencia del recluso y el grado de aislamiento de la víctima son importantes para comprender por qué algunas personas desarrollan el síndrome y otras no.
Este síndrome también se manifiesta La complejidad de las relaciones humanasEspecialmente en situaciones de poder asimétrico. La relación entre una víctima y su captor no es simplemente de dominación y sumisión, sino que puede incluir una mezcla de afecto, miedo, dependencia y manipulación emocional. Uno de los peligros del síndrome de Estocolmo es que las víctimas pueden llegar a normalizar o justificar el abuso que sufrieron, dificultando su recuperación emocional tras la liberación.
En muchos casos, quienes padecen este síndrome necesitan desarrollar Tratamiento psicológico integral Para procesar el trauma y reconstruir su sentido de independencia emocional. El tratamiento requiere intervenciones psicológicas integrales que aborden tanto los síntomas inmediatos como los efectos a largo plazo del trauma. Las técnicas terapéuticas incluyen terapia cognitivo-conductual y terapia de exposición gradual.
En los casos en que el trauma ha dejado profundas cicatrices emocionales, la terapia de exposición puede ser útil para ayudar a las víctimas a afrontar y procesar los recuerdos dolorosos de su trauma. cautiverio. Intervenciones de apoyo social. El apoyo social es esencial para la recuperación de las víctimas del síndrome de Estocolmo.
Construir relaciones sanas y seguras con familiares, amigos y profesionales de la salud mental puede ayudar a las víctimas a recuperar su sensación de seguridad y confianza en los demás. Terapia familiar. En algunos casos, puede ser necesaria la terapia familiar para abordar las dinámicas interpersonales afectadas por la abducción o el abuso.
¿Es posible que el síndrome de Estocolmo se manifieste en otros abusos, por ejemplo? relación abusiva? Sí, el síndrome de Estocolmo no se limita a situaciones de secuestro. También puede ocurrir en el contexto de abuso emocional, como relaciones abusivas donde la víctima desarrolla un vínculo emocional con el abusador. La dependencia emocional, el aislamiento y el miedo son factores que pueden contribuir a que las víctimas justifiquen el abuso y desarrollen afecto por su agresor.
¿Cuál es la diferencia entre la abducción a corto y largo plazo en el síndrome de Estocolmo? Aunque el síndrome de Estocolmo puede desarrollarse tanto a corto como a largo plazo, es más probable que se manifieste en situaciones crónicas, donde la víctima tiene tiempo de desarrollar dependencia emocional del secuestrador. En el caso de secuestros de corta duración, la gravedad de la amenaza y la falta de interacción duradera a menudo dificultan la formación de esos vínculos.
Un beso al atacante. Sin darse cuenta de que se trata de una reacción inconsciente y desesperada por salir de una situación embarazosa, se crea en hombres y mujeres una situación psicológica especial a través de la cual las víctimas pueden sentirse honradas e incluso satisfechas o privilegiadas de estar sometidas a una dominación sui generis. Quién o qué creen que tiene cualidades especiales que les permiten ser temidos.
Recordemos la situación de los rehenes en Estocolmo en 1973, cuando un periodista captó con su cámara el momento en que un rehén besaba a su captor; Mientras que, respecto de este suceso, los secuestrados introspeccionaron las razones de los captores, se justificaron, los ayudaron, cooperaron con ellos y a lo largo del tiempo y la distancia mantuvieron correspondencia e incluso desarrollaron relaciones afectivas.
Del mismo modo, se produce el síndrome de la mujer maltratada, en el que las mujeres que son agredidas por sus parejas parecen disfrutar de una forma sofisticada de sexo, que les impide romper definitivamente con el agresor, cuando la realidad es que la psique les está jugando una mala pasada. .
Bueno, lo importante es que recordemos que esta aceptación progresiva de ideas y perspectivas es por victimización.víctimaUn síndrome, que constituye un conjunto de síntomas que caracterizan a dicha condición psicológica. En otras palabras, no engañas a quienes saben que te han engañado. Y sabiendo que el comportamiento extraño que justifica al atacante se reconoce como un estado mental enfermo y no es normal, podemos implementar las medidas correctivas necesarias.
Ninguna forma de organización social o empresarial escapa al síndrome de Estocolmo, en el que uno o más campeones situacionales aparecen como figuras benévolas que, a partir de las acuarelas psicológicas de sus víctimas, fundamentan sus acciones y fechorías; Cuando en realidad el retorcido concepto del criminal se justifica por la necesidad innata de sobrevivir, que siendo inconsciente es principalmente o tal vez nunca real, quienes formen sujetos pasivos de este fenómeno psicológico y se permitan ser mansos corderos serán conducidos al matadero.
El “síndrome de Estocolmo” es una experiencia psicológica en la que se desarrolla un vínculo emocional entre un rehén y su captor.
charlie lopez
Dr. Crisanto Gregorio León
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