– La Prensa – Venezuela –
“Lo que Dios ha unido, que nadie lo separe” (Mc 10, 2-16), El Señor nos lo dijo. Pero la unión de hombres y mujeres es peligrosa. Y ahora son cada vez más las propuestas y leyes descabelladas que amenazan con destruir, no sólo matrimonio y familiaPero la civilización misma.
La Iglesia, consciente de los problemas conyugales, señala en el Catecismo: “Hay situaciones en las que la convivencia conyugal se vuelve prácticamente imposible por motivos muy diversos. En tales casos, la Iglesia reconoce disolver la identidad física de marido y mujer, pero no dejan de ser marido y mujer ante Dios, ni son libres de entrar en una nueva unión” (CIC #1649).
Según el Papa Francisco, “la disolución es proceso legal Falta de libertad, falta de madurez, o enfermedad mental para acreditar lo que parecía un sacramento… matrimonio cuando la novia está embarazada, matrimonio en tiempos de problemas… no hay libertad y luego sale mal, se separan. .y provoca vacío.” (28-9-2015)
Y esto es lo que dijo Jesucristo: “Cualquiera que niega a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; Y si rechaza a su marido y se casa con otro, adulterio(Mc 10, 11-12). Y esto es lo que dice el Catecismo: “La Iglesia permanece fiel a las palabras de Jesucristo de que no puede reconocer como válida una nueva unión si el primer matrimonio es válido. Si las personas divorciadas se vuelven a casar civilmente, no pueden entrar a la Comunión Eucarística si esta situación continúa” (CIC #1650).
Por mucho que un cardenal, obispo o sacerdote proponga algo diferente al Evangelio y al Magisterio Milenario de la Iglesia, ello no puede cambiar la palabra de Dios ni la verdad: si hay un sacramento,“Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”.
El matrimonio es un camino hacia la santidad y, como tal, tiene sus exigencias y sus cruces. Juan Pablo II (20/8/2000), exhortando a los jóvenes, les dijo así: Toda persona humana está inevitablemente limitada: incluso en el matrimonio más agradable suele haber cierta frustración… solo dios puede satisfacer los anhelos más profundos del corazón humano.”
isabel vidal de tenerife
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