Para los tozudos golpistas en Venezuela, “Fidel Castro es una inspiración”. Así lo admite con toda la confianza del mundo Diosdado Cabello, uno de los integrantes del círculo que continúa todo tipo de arbitrariedades bajo el nombre de “Socialismo del siglo XXI”. En otras palabras, aquellas temerarias aventuras protagonizadas “entre el gallo y la medianoche” el 4 de febrero de 1992 no fueron un simple impulso subjetivo, repentino y fugaz, sino la respuesta a un plan con una motivación creciente que aún sigue vigente. Proceder de la siguiente. Es claro que no se puede contar con las consecuencias absolutamente negativas para el pueblo por el que luchan, pues es evidente el fracaso colosal, no sólo del modelo aplicado en Cuba, sino también de las nefastas ideas que se han trazado e impuesto. El patrón de Castro en suelo venezolano.
Desde La Habana lloraron sobre la tumba del épico guerrillero con la medalla ganada en el ataque de 1953 al cuartel Moncada. Sentirán que como el esfuerzo fidelista de la época, se lanzaron dos campañas de traición en 1992 y sus perpetradores encabezados por Chávez terminaron en prisión y pasaron muy poco tiempo en prisión por estos crímenes. Como vivió Fidel, “la inspiración de los que juraron a la sombra de Samaná de Guerra”, confesó entre lágrimas Diosdado Cabello.
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Millones de venezolanos que se han visto obligados a emigrar sienten que estos elogios son despectivos para quienes se fueron a buscar mejores oportunidades en países ajenos, precisamente como resultado de esa aventura “revolucionaria” inspirada en el comunismo castrista. Esos miles de núcleos familiares desgarrados por la separación de padres e hijos, abuelos y nietos, hermanos y sobrinos también lloran, pero el dolor y la emoción que sienten no es precisamente elogio a tal personaje, sino rechazo. Y la indignación la siente uno de los capos más veteranos de Venezuela, al mando de los hermanos Castro en La Habana, que no le imputan remordimientos por los crímenes cometidos, sino que se jactan de ser corresponsables de tales hechos. Las fechorías que cometen son una forma de intimidar y aterrorizar a la ciudadanía, demostrando que, a pesar de tales desmanes, no dejarán de hacer sacrificios para liberar a Venezuela de esa tiranía madurista.
Diosdado debió inspirarse cada vez en hechos como el Maleconazo, que provocó un bochornoso ascenso de los balseros cubanos durante el famoso período especial, que sigue siendo la mayor protesta desde el inicio de la fallida revolución castrista. Por estos recuerdos seguramente alivian las penurias que sufrieron miles de exiliados venezolanos en su tránsito por selvas, trochas o cruzando ríos y océanos.
Los maduristas no suspendieron el dinero prometido a los trabajadores de origen cubano que enviaban a prestar servicios en Venezuela. Diosdado bromea sobre las quejas de los educadores venezolanos que miran los altos salarios que les asignan a estos trabajadores extranjeros explotados, pues lo cierto es que la mayoría de esos dólares van a financiar a la élite castrista, mientras que los maestros criollos siguen mal pagados. Los barcos cargados de combustible, muy necesarios en un país donde los agricultores no pueden trasladar sus unidades de transporte a los centros comerciales para transportar la cosecha obtenida después de tanto esfuerzo, no dejan de navegar. Esta no es en absoluto una motivación inspiradora para los habitantes de un país con enormes reservas de petróleo y gas, una realidad que lucha por conseguir sus pocos litros de gasolina y recurre al uso a la antigua de la leña como alternativa al gas. Cocinar, su comida
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Pero son solo eso, gruñones, sarcásticos, burlones y tacaños ante la tragedia de un vecino. Pocas empresas, industrias y fábricas están abiertas en Venezuela, más de 9.000 de las 13.000 que estaban en pleno funcionamiento cuando asumió Hugo Chávez en 1999, pero los resultados son alentadores para quienes están en el poder en Venezuela. Según Diosdado, gracias a esa inspiración castrista, las empresas industriales de CVG y la estatal petrolera PDVSA, que llegaron a ocupar un lugar envidiable en el mundo petrolero, son hoy reliquias que evocan tristeza para los venezolanos, pero orgullo para Diosdado. Que les inculcó Fidel Castro.
Y es que esa motivación le ha salido bien a Venezuela. La corrupción fue alimentada por esta fuente inagotable de inspiración revolucionaria. Así tenemos que se robaron los 9 mil millones de dólares destinados a la terminación de la represa de Tocoma en el estado Bolívar. Los 7.500 millones de dólares presupuestados para lanzar los trenes de Tinaco fueron a parar a los bolsillos de los negociadores revolucionarios, pero no hay trenes. Lo mismo sucedió con el proyecto del tren Guaranhas, que inicialmente tuvo una variación de $4.904 millones. Esos originales también fueron robados. La inspiración no materializó las obras prometidas a los Julianos y los bolivarianos, quienes se quedaron con “cosas rizadas”, a la espera de ver el segundo puente sobre el lago de Maracaibo y el río Orinoco. Por ambos puentes programados se pagaron $4.500 millones, dinero también robado. Para la siderúrgica Abreu de Lima se destinaron 4 billones de dólares, no hay siderúrgica sino los nuevos ricos con esos dólares.
El caudal de corrupción inspirado en este modelo que hace tan alto a Diosdado, incluye otros proyectos que no se han cumplido, pero los millones de dólares destinados a este tipo de iniciativas, difundidas tantas veces en el maratoniano programa de “Hola Presidente”, no se ha detenido. .Desaparezcamos en los siguientes casos.ver:
Se reservaron $3.876 millones para el proyecto Gas-Anaco. $1.290 millones para Astillero AlBA. $2.200 millones para la empresa PULPASCA. PERLACA $1.000 millones para agencias de servicios. 1.200 millones de dólares para la construcción del Túnel de Baralt. $2.9 mil millones para la refinería de Santa Ynez. $150 millones para el túnel Valencia/San Diego. Para culminar el proyecto Tuy IV, $880 millones. $250 millones para fábricas de tubos. $250 millones para instalar la máquina de colada continua de SIDOR. Finalmente, para la segunda línea de construcción en la planta de Pellas se destinaron $735 millones. Toda la riqueza de miles de dólares afluyó a los bolsillos de maleantes que se inspiraron en la tragedia de un pueblo, como el sufrido pueblo cubano, oprimido por esa malvada inspiración castrista durante más de 63 años.
Es un hecho que no pueden negar ni esconderse detrás de la cortina en La Habana.
@alcaldeledezma
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