sus vecinos KarachiUn pequeño pueblo en las colinas de la Cordillera de los Andes, que hoy pertenece al estado. Trujillose escandalizó cuando notaron que, a lo lejos, por el camino real, un columna Caballería un Política No distinguió si eran patriotas o soldados reales.
Las mujeres se santiguaron mientras observaban cómo se elevaba la marcha, mientras el monaguillo se abría paso entre los escombros de una iglesia destruida por un catastrófico terremoto. 26 de marzo de 1812Allí había un pequeño campanario para hacer sonar las campanas que quedaron intactas colgadas de un poste.
– Anuncio –
En un instante, la caballería subió la empinada pendiente y avanzó por el único camino hacia la pequeña ciudad en ruinas. Se trataba de un escuadrón de las fuerzas del Capitán General Domingo de Monteverde, que había venido a capturar al traidor a la monarquía.
Pero Manuel Blasco, español nacido en Murcia, ya había huido por carretera hacia Humocaros, aun sabiendo con detalle que Monteverde ya controlaba importantes fortalezas como Barquisimeto, Quibor, Siquisique y cualY todo Occidente estaba cerca de la hegemonía de Venezuela.
En su evasión, Blasco nunca llegó a su destino, y tal vez traicionado por un vecino, fue capturado y procesado por infidelidad, delito que “tanto las autoridades republicanas como las monárquicas persiguieron buscando el castigo de los espías”, por lo que “La Guerra La autoridad del Consejo de Regencia por oficio reafirmó la decisión del 7 de octubre de 1811 de castigar como infieles a quienes hubieran cometido el delito de espionaje.”
– Anuncio –
Manuel Blasco es, entre otros, un personaje destapado por el historiador Andrés Eloy Burgos Gutiérrez, quien verifica documentos en los archivos del Archivo General de la Nación y de la Academia de la Historia. Allí, ante tan vasta fuente de información, este investigador supo que el tema del espionaje en la historia de Venezuela, además de apasionante, era algo inédito que revelaba un aspecto que no había sido profundamente investigado ni escrito, por lo que decidió asumir el desafío, un desafío inquebrantable que hoy Revela los misterios de la historia que nadie nos contó.
Densa y minuciosamente Andrés Eloy Burgos Gutiérrez (nacido en Caracas en 1984), en su notable estudio titulado: Guerra invisible, espías y espionaje en la Guerra de Independencia de Venezuela (1810-1821).
Este inédito trabajo obtuvo el primer premio en la Bienal Rafael María Barrault 2022-2023, evento aprobado por la Academia Nacional de la Historia y auspiciado por la Fundación Bankarib, que será la encargada de recopilar esta investigación para traducirla en una literatura. El trabajo se publicará pronto. sera publicado.
Burgos aborda el caso del espionaje en la Guerra de la Independencia con consumada habilidad, no sólo por la fascinante historia, sino también por su descubrimiento mediante la búsqueda de fuentes primarias, y en el caso del espía Manuel Blasco, señala, fue condenado. 21 de diciembre. Para ser ejecutado en agosto de 1812, se le imputaron diversos cargos, “pero el más grave fue el de actuar como espía de la causa patriota, por lo que habría de ser apaleado o fusilado; Y para dejar un símbolo ejemplar, su cabeza debía ser colocada ante todos los habitantes de la ciudad de Karachi, donde había cometido su crimen”.
Investigadores del Centro Nacional de Historia también revelaron que Blasko negó los cargos en su contra, lo que lo puso en una posición difícil para defenderse, ya que le robaron numerosas cartas e informes que revelaban sus actividades como espía.
“Se sabe que participó en la revolución del 19 de abril, desempeñó un papel muy activo en la represión de los funcionarios monárquicos y en el fortalecimiento del nuevo gobierno republicano, especialmente mediante labores de espionaje, que llevó a cabo de manera exhaustiva y eficiente. Desde Karachi”. anotó en su estudio.
Desde mediados de marzo de 1812, Blasco estuvo constantemente informando sobre los movimientos realizados por el enemigo (realistas) en el occidente de Venezuela, haciendo muy interesantes las aportaciones de Burgos a esta cuestión del espionaje.
“Enviaba cartas día tras día y se encargaba de organizar mecanismos para que los informes de inteligencia fluyeran con mayor facilidad; Fue responsable de enviar soldados a robar cartas y otros documentos de las casas de sospechosos y enemigos. Estaba al tanto de lo que estaba sucediendo con las tropas coreanas que habían llegado desde el norte y que para esa fecha ya controlaban casi toda la región. Ante la vigilancia enemiga en todos los puntos, perfeccionó el proceso de espionaje, integrando diversos sujetos en todo el espacio geográfico que logró cubrir con su sistema”, señala el historiador.
consiguió escapar
En su conclusión al tribunal que condenó al agente español que había espiado para los patriotas, concluyó, entre otras cosas: “…quien vio los movimientos de las tropas del rey y los comunicó a los líderes de los rebeldes para que se prepararan contra ellos, sugiriendo medios para detener su avance…”
Burgos Gutiérrez afirma en su trabajo de grado que tras la clara decisión de las autoridades reales sobre los culpables de espionaje, Manuel Blasco no podía esperar más que la muerte, pero a pesar de una fuerte sentencia, fue enviado a Puerto Rico. , condena de la que pudo escapar gracias a que se fugó con otros presos durante una escala en la isla de St. Thomas.
De real a patriótico
Los lectores se sorprenderán igualmente al leer que Burgos Gutiérrez encontró pruebas irrefutables de las enérgicas actividades de espionaje del líder Juan de los Reyes Vargas (hoy conocido como Reyes Vargas, un indio nacido en Siquici, estado Lara) y del capellán y operativo coronel Andrés Torrelas. , (oriundo de Bureche, estado Lara), dos figuras destacadas de la Guerra de Independencia de Venezuela, que sirvieron en el Medio Oeste del país, pasaron de ser realistas a republicanos.
Respecto a Reyes Vargas, la investigación mencionada señala que este personaje, conocido más como líder de guerrillas y soldados que del ejército regular, ha utilizado de manera juiciosa el espionaje desde la primera acción en Sequisi.
En fuentes investigadas, el historiador encontró notas de esta guerrilla en las que menciona los nombres de nueve hombres que espiaban los pueblos de El Tocuyo y Carrora.
De igual forma, advierte que los sacerdotes también tuvieron un papel protagónico en el espionaje en el Medio Oeste venezolano, señalando las acciones del conocido padre Andrés Torrelas, quien había sido líder militar desde que salió de Coro durante la expedición de Domingo de Monteverde. el mes de marzo; Confesando en carta privada, cómo se dedicó al espionaje después de honrar a Dios y a los santos.
Al igual que Reyes Vargas, Burgos destacó en su investigación que el párroco de Coro Andrés Torrelas mostró gran actividad en la transmisión y recopilación de información a través de espías. En esta ocasión son tres espías que admite trabajar para encubrir con cartas diversos asuntos y alborotar al pueblo por parte del Rey de España. La información recopilada en cada misión ayudó a iluminar a Monteverde sobre la condición de los pueblos y ciudades y le permitió trazar una campaña militar para conquistar Occidente. Para 1813, la represión, la vigilancia, el espionaje y la condena eran los lugares controlados política y militarmente por Monteverde. Lo mismo sucedió en el lado opuesto, en el lado patriota, donde los patriotas espiaron a Francisco de Miranda, pero este es otro capítulo apasionante y abordado con dureza. Guerra invisible, espías y espionaje en la Guerra de Independencia de Venezuela.
Luis Alberto Perozzo Padua
Periodista y cultura
[email protected]
@Luis Perozopadua
– Anuncio –