ESTOCOLMO.- El nuevo Premio Nobel de Medicina Drew Weissmann, cuya investigación se basa en la tecnología que permitió desarrollar una vacuna contra el Covid-19, cree que aún hay margen de mejora y trabaja para lograr una vacuna universal contra el coronavirus.
Este año, el inmunólogo estadounidense ganó el premio junto a la bioquímica húngara Katalin Kariko, por desarrollar una tecnología que permite el uso del ARN mensajero como agente terapéutico, premio que recogerán el próximo domingo junto al resto de premiados.
Según afirmó el Instituto Karolinska, encargado de otorgar el Premio Nobel, al anunciar el galardón, la investigación fue crucial para desarrollar la primera vacuna pandémica, salvar millones de vidas y prevenir enfermedades graves en muchos otros casos.
Weissman (1959) dijo a Efe que todavía hay margen para desarrollar vacunas basadas en ARN mensajero para el Covid-19, un virus que muta como la gripe, por lo que cada año hay que desarrollar nuevas vacunas porque es un virus. Ya no está bloqueado por años anteriores.
Sin embargo, el nuevo premio Nobel ya está trabajando, tanto en su laboratorio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania como con un grupo internacional sobre un “pancoronavirus” o vacuna universal, “que protegerá contra todos”.
Esta inmunización, que “quizás sea útil durante cinco años, pero aún no lo sabemos”, evitará la aparición de nuevos coronavirus, incluso los que pueden llegar a los humanos, procedentes de los murciélagos, por ejemplo, y cualquier forma del actual Covid. -19.
La vacuna candidata se dirige a la fase de ensayo clínico (con humanos), ya que en Tailandia comenzará “probablemente dentro de seis u ocho meses” y la colaboración está trabajando en otra “quizás dentro de un año”. con la Universidad de Duke (EE.UU.).
La investigación de Weissman y Karikó se centra en el ARN mensajero (ARNm) o ácido ribonucleico mensajero, un tipo de molécula que transporta información genética esencial de una parte de la célula a otra para producir las proteínas que nos mantienen vivos.
Ambos científicos, entonces en la Universidad de Pensilvania, descubrieron cómo utilizar moléculas de ARN como agente terapéutico sin destruir el sistema inmunológico humano y desarrollaron un sistema para encapsularlo en nanopartículas, evitando su rápida degradación.
Aunque durante la pandemia esta tecnología se convirtió en la base para el rápido desarrollo de vacunas, su potencial en diversos campos de la medicina es grande, y Weissman estimó que “se producirán cambios importantes en los próximos 10 o 20 años”.
Actualmente, dijo, su equipo cuenta con siete vacunas en la primera fase de ensayos clínicos, entre otras, contra el norovirus (que provoca vómitos y diarrea) o bacterias como la ‘Clostridiides difficile’, que provoca infecciones en el intestino grueso, sin mencionar común para la gripe.
Tomado de Unión Radio