
La Unión Europea ratificó este martes la Ley de Inteligencia Artificial, que ahora se irá implementando progresivamente hasta 2026, cuando será plenamente efectiva.
“Momento histórico”, dijo Mathieu Michel, secretario de Estado para la digitalización de Bélgica, cuyo país ocupa la presidencia rotatoria de la Unión Europea este semestre.
En noviembre, se prohibirán los sistemas de inteligencia artificial por categorización biométrica basada en creencias políticas, religiosas, filosóficas o raza y orientación sexual.
Incluso no se utilizarán sistemas que evalúen a las personas en función del comportamiento o características personales o inteligencia artificial capaz de manipular el comportamiento humano.
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también prohibirá, entre otras, Un sistema para ampliar o crear una base de datos de rostros capturados arbitrariamente a través de Internet o grabación audiovisual.
La normativa permite excepciones, de modo que las fuerzas de seguridad puedan utilizar cámaras de identificación biométrica, siempre con aprobación judicial, salvo que se produzca una amenaza terrorista.
Este fue uno de los puntos más controvertidos durante las negociaciones entre el Parlamento Europeo y los Estados miembros, que argumentaron la necesidad de permitir determinados usos para garantizar la seguridad nacional. Así, estos sistemas también pueden utilizarse para identificar a los responsables de terrorismo, trata de personas, explotación sexual, así como para la búsqueda de víctimas.
Qué se debe cumplir en la Ley de Inteligencia Artificial
Dentro de un año entrarán en vigor los estándares de transparencia que deben cumplir los sistemas de inteligencia artificial, otro tema importante de discusión, en medio del auge de programas como ChatGPT.
Estos modelos deben aclarar si un texto, una canción o una fotografía han sido generados por inteligencia artificial y garantizar que los datos utilizados para entrenar los sistemas respetan los derechos de autor.
En términos generales, la norma permite o prohíbe el uso de inteligencia artificial en función del riesgo que supone para los humanos, e identifica sistemas de alto riesgo que sólo pueden utilizarse si se demuestra que respetan los derechos fundamentales.
Por ejemplo, aquellos que pueden utilizarse para influir en el resultado de las elecciones, los que utilizan las instituciones financieras para evaluar la solvencia y establecer calificaciones crediticias.
Las multas para quienes incumplan las regulaciones van desde 35 millones de euros (37,6 millones de dólares), o el 7% de la facturación global de la empresa, hasta 7,5 millones de euros (8 millones de dólares), o el 1,5% de la facturación global. volumen
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