La difícil situación de los supervivientes de una serie de terremotos que azotan el oeste de Afganistán desde el pasado sábado, el último de los cuales fue de magnitud 6,3 este miércoles, ha dejado a muchos vecinos durmiendo en las calles por falta de agua y alimentos. Miedo a nuevas réplicas.
“No podíamos dormir en casa por miedo a los terremotos, pero es muy difícil vivir en un lugar público sin servicios. No sé qué comió, pero mi hija lleva dos días con diarrea”, explicó a Efe Bibi Suhila, que se encuentra acampando en un parque de la ciudad de Herat.
Haris Ahmed, que duerme a la intemperie con el resto de su familia en el parque Takht-e-Safar, dijo a Efe que las víctimas del terremoto también tienen dificultades para conseguir agua potable, debido a la ausencia generalizada de servicios de emergencia y rescate.
“Créanme, nadie nos ha ayudado ni siquiera con un vaso de agua desde el sábado”, cuando el primer terremoto sacudió el oeste de Afganistán, matando a unas 2.400 personas e hiriendo a más de 2.000, según cifras oficiales, lamentó Ahmad.
Expulsados de sus hogares por el miedo a las persistentes réplicas, que hoy sólo en Herat han herido a cincuenta personas, Ahmad constató que las víctimas se vieron obligadas a comprar alimentos con sus propios ahorros.
“La gente se está quedando poco a poco sin dinero en efectivo, no sé cuánto tiempo podremos seguir comprando productos básicos”, afirmó.
La falta de utensilios de cocina se sumó a la dificultad para encontrar agua y comida. Según Latifah Amiri, otra residente de Herat, que buscó la protección de los espacios abiertos, las víctimas saciaron su hambre con lo que podían encontrar en las tiendas.
“No tenemos utensilios de cocina y estamos dando comida rápida a nuestros niños, por lo que muchos han enfermado en estos cuatro días”, dijo.
La falta de refugio también complica la situación de las víctimas del terremoto, explicó Amiri, con los precios de las tiendas de campaña por las nubes y poca sombra disponible en los parques y aceras de la ciudad.
El Gobierno talibán calcula que unas 4.500 personas han muerto o han resultado heridas por el terremoto, aunque sostienen que actualmente es difícil determinar cuántas de esas personas han muerto y cuántas han resultado heridas, aunque las operaciones de rescate continúan.
Unas 20 aldeas quedaron destruidas durante la devastación del fin de semana pasado. Fue el tercer terremoto más mortífero que azota el país asiático desde 1998 y el peor desde que los talibanes tomaron el poder a mediados de agosto de 2021.
Tomado de El Nacional