La chaqueta de Celio era un objeto que siempre llevaba en su taxi, una de las cosas que siempre circulaba por el pueblo. Su taxi era un Chevrolet Malibu de los años ochenta que conservaba en buen estado.
Aquella noche fría, llovía mucho en las calles de la ciudad, yo estaba de servicio. De hecho, estaba esperando que salieran clientes, siempre salen de la nada buscando una “carrera”.
En una calle oscura vio venir a una mujer joven, de cabello negro como la noche, rostro bien arreglado y rostro atractivo. “Cuando me cobra por llevarlo a esta dirección”Le dije el precio, no sin antes pedirle permiso para usar la chaqueta.
Tomó el papel pero notó que era uno de los caminos cercanos al cementerio. “Vivo en la casa de atrás, me pone en esa calle”. dijo la joven. Celio dejó a la joven en la calle… “Lo dejaré aquí”, preguntó… ¡si estuviera en casa 12-45! Y la vio mientras caminaba sola por la calle desafiando la lluvia.
Le llamó la atención que la joven portaba su ropa mojada y estaba descalza. “Qué maravilla, hay tanta gente sola y descalza”. Dijo mientras la veía caminar por las calles desiertas del cementerio.
La chaqueta de Celio.
Se fue sin entender… La joven tomó la chaqueta, le llamó la atención que guardaba el papel escrito con tinta azul. “Pasaré otro día buscando la chaqueta”. Pero se sorprendió al ver la casa y el número.
Se desmayó a las pocas semanas, pero los cuidadores del cementerio le dijeron que no había ninguna casa detrás. “Esas casas fueron demolidas hace años”, le dijo un hombre. “Me dijo que vive en 12-45″…dijo el taxista.
El cuidador mostró una cara de sorpresa… “Ven aquí”… Su sorpresa fue grande cuando descubrió que era un camino hacia el cementerio y aún mayor cuando encontró su chaqueta en una tumba.
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