China está apostando 1.300 millones de dólares a que un nuevo puerto en Perú impulsará su acceso a los recursos agrícolas de América del Sur. Pero sacar provecho de esa apuesta puede resultar más difícil de lo esperado, publicó. Bloomberg.
El presidente chino, Xi Jinping, y la presidenta peruana, Dina Baluarte, inauguraron oficialmente el puerto de Chanque durante una ceremonia en el palacio presidencial de Perú en Lima el jueves. Es un ejemplo de las ambiciones de Beijing de impulsar el comercio con América del Sur mientras el mundo se prepara para el proteccionismo de una segunda administración de Donald Trump.
El puerto de Chanque, a unos 70 kilómetros al norte de Lima, es propiedad y está operado principalmente por la naviera china Cosco Shipping. Aunque promete reducir drásticamente los tiempos de viaje de carga entre China y América del Sur, todavía existen importantes barreras geográficas que podrían limitar su éxito, especialmente cuando se trata de transportar mercancías desde Brasil.
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En pocas palabras, el transporte de productos agrícolas desde las regiones productoras de Brasil hasta la costa occidental de Perú requiere cruzar el vasto Amazonas y la Cordillera de los Andes. Y pocas carreteras están en buenas condiciones y no hay conectividad ferroviaria para conectar las regiones.
“Es geográficamente complicado”, dijo Marco Germano, investigador de la Universidad de Nueva York que sigue la inversión china en la región. Aunque Chanke Port puede revivir un viejo sueño de unir las costas atlántica y pacífica de América del Sur, no ve ningún plan viable para hacerlo realidad.
Rafael Jacknich, gerente de investigación económica del grupo de exportadores ComexPerú, dijo que los vínculos entre Chanque y algunas áreas productoras de café y cacao en el centro de Perú tampoco son completamente funcionales. Jacknich espera que el nuevo puerto atraiga más inversiones en desarrollo de infraestructura.
La apertura del puerto se produce cuando China enfrenta nuevas amenazas de una guerra comercial con Estados Unidos. El país asiático ha buscado otras fuentes de materias primas como la soja y el maíz, y el poder agrícola de Brasil es importante para eso. La última vez que Trump fue presidente, Beijing aumentó las importaciones de soja de Brasil y las redujo de Estados Unidos.
Aún así, no está claro cómo los gobiernos sudamericanos abordarán los desafíos de la geografía y la deficiente infraestructura de transporte.
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