Francia ha detenido a un hombre acusado de asesinar a su esposa y a sus cuatro hijos la noche de Navidad, cuyos cadáveres fueron encontrados en el apartamento en el que vivían en Meaux, ciudad de la región de París. La mujer asesinada tenía 35 años, dos hijas de 7 y 10 años y dos hijos de 4 y 9 meses.
La policía descubrió el crimen luego de que algunos vecinos informaran que no podían contactarlos.
El domicilio “no presentaba signos de entrada violenta y el padre de familia se encontraba ausente”, indicó la fiscalía de Mux en su primer comunicado. El hombre fue detenido el martes en casa de su padre en la localidad de Severn-Saint-Denis, a 30 kilómetros de distancia.
El preso, con antecedentes de problemas mentales, ya había agredido a su esposa con un cuchillo en 2019, aunque el caso fue archivado por su enfermedad mental, por la que estaba siendo tratado.
El presunto asesino tenía importantes heridas en una de sus manos y, aunque aún no ha declarado formalmente, admitió ante las autoridades que había “atacado a su familia” y “sabía por qué estaba bajo custodia policial”. El hombre también se refirió a su “malestar personal” y “depresión”, cuestiones de las que la fiscalía tenía conocimiento desde 2017.
Tanto la madre como sus dos hijas murieron tras múltiples puñaladas y la menor fue asfixiada. El hombre será acusado de homicidio voluntario de un menor de quince años y de homicidio voluntario de un cónyuge. Si es declarado culpable, dijo el fiscal Jean-Baptiste Bledier, podría enfrentarse a cadena perpetua.
También es posible, añadió el fiscal, que el tribunal se dé cuenta de que sufre un cambio parcial de cordura, con una pena máxima de 30 años o una conmutación total, en cuyo caso se le imponen medidas de seguridad. prescrito
El presunto autor del incidente, un bombero titulado, se casó hace dos meses con su pareja de 14 años y a quien conocía desde el instituto. Desde el domingo hasta el lunes por la noche, los vecinos escucharon gritos, aunque no alertaron a la policía porque, dijeron a las fuerzas de seguridad, estaban “acostumbrados”.
Tomado de El País