– La Prensa – Venezuela –
Se hace y se destruye con el lenguaje porque tienes que usar tu cerebro antes de poder hablar, lo cual resulta útil en un momento en que nuestra nación vive en el “dime lo que te diré”. Una lucha visceral permanente que no es nada positiva para las personas que sólo se preocupan por trabajar, producir, compartir, pagar sus impuestos y no ser una carga para nadie, al contrario asumen la buena voluntad para ayudar a empujar el carro con su carga. Donde todo es en beneficio y reconstrucción del país preexistente, son los trabajadores los que claman por la paz y la armonía; Junto a la generación joven o de reemplazo, se les debe enseñar un discurso positivo que invite al amor, a la convivencia, al respeto y como principal lección, la moral y a aprenderla. El trabajo es una bendición de Dios. y no castigo y disfrutan la alegría del esfuerzo realizado con dignidad con orgullo y elogios por su conducta con la frente en alto sin miedo porque nadie los mira con recelo ni los persigue y son elogiados por sus logros en el sacrificio, su trabajo y comportamiento honesto; Esta es la mejor manera de vivir, servir a Dios y honrar a Sus hijos y a toda su descendencia.
Algún día esperamos con añoranza que quienes toman decisiones en nuestro país encuentren más temprano que tarde el verdadero camino hacia la paz y el bienestar para todos y ““Dime lo que te diré” Y ambas partes se dan cuenta de que nuestra nación debe respetarse y tratarse como una familia y que las montañas están llenas de árboles y no pueden lastimarse mutuamente.
Hay una gran diferencia entre vivir y saber vivir. Nos lo dijo Robin Klarmos, así que “Dime lo que te diré”, no deben olvidar que para lograr un destino mejor en cada conflicto, debemos guiarnos por el deseo de perdón y reconciliación. Búsqueda sincera del bien común, precisamente esta es la expresión popular de las personas que sufren por una u otra razón y cuyo único pecado es trabajar con sinceridad y servir a la nación sin desear beneficios distintos a los de su esfuerzo, por ejemplo los jubilados antes mencionados son todos académicos. que enseñan su vida Una o la primera profesión, debe ser sagrada y honorable, para no ocultarle a nadie que nuestro país es el más rico y hermoso del planeta.
AAhora más que nunca el campo es la solución, todos unidos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Durán
[email protected]
– La Prensa – Venezuela –