– La Prensa – Venezuela –
La oveja, científicamente conocida como Ovis orientalis ares, es una subespecie domesticada del muflón salvaje.
Es famoso por sus cuernos prominentes, que pueden curvarse hacia atrás para formar una espiral. Se utilizan tanto para protegerse como para establecer dominio dentro del grupo. En algunas especies los cuernos son largos y pesados, mientras que en otras son pequeños o casi inexistentes.
La especie es originaria de Asia y Europa, y fue domesticada hace unos 10.000 años en el Creciente Fértil, un área que incluye partes de lo que hoy es Irak, Siria y Turquía.
En la naturaleza, viven en grupos separados de los rebaños (compuestos por ovejas y sus crías) conocidos como “bandas de solteros”. Sin embargo, durante la temporada de apareamiento, se juntan y compiten entre sí por los derechos de apareamiento. Estas colisiones consisten en cargas frontales, donde sus cuernos chocan con gran fuerza.
Fue uno de los primeros animales domesticados por el hombre. Los antiguos pastores domesticaron a los antepasados de las ovejas modernas para aprovechar su carne, su leche y, sobre todo, su lana.
En la mitología griega, el vellocino de oro, objeto de gran valor, se elaboraba con la lana de un carnero mágico. También eran venerados en el antiguo Egipto, donde se los asociaba con los dioses y la fertilidad. En muchas culturas, los cuernos de carnero simbolizan fuerza, poder y resistencia.
En la Biblia, la historia de Abraham dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac muestra cómo Dios proporciona un carnero atrapado en un arbusto para ser sacrificado en su lugar. En este contexto Rama representa lealtad, sacrificio y fe.
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