– La Prensa – Venezuela –
¡Como una casa! Sí, tal como leen. Así debería funcionar un país. al igual que una buena familia Y nótese que lo que es bueno no depende del dinero, sino de reglas de convivencia, reglas que se siguen, practican y cumplen estrictamente en un hogar sin importar el estatus social y las creencias religiosas.
Es en el hogar donde se nos enseña una lección que nunca podremos olvidar y que se nota cuando está con nosotros, pues es tan clara como un jarrón decorando una habitación. Aprender a respetar a los demás. Aprende a decir gracias, disculpa o buenos días, según sea el caso. educación Para expresarse adecuadamente. Sea útil, humilde cuando tenga éxito y generoso cuando tenga el poder. Esa educación familiar, que no se consigue ni en las mejores universidades del mundo.
Cuando en un hogar se imponen normas de convivencia la vida se vuelve más llevadera. Ya tienes una idea de cuándo se sirve el desayuno, el almuerzo o la cena. como ellos modestia Al sentarse a la mesa, ¡cuál es el ritmo de la conversación, ahora interrumpida y cambiada por la presencia de la tecnología! Estas son las costumbres que moldean nuestras actitudes, desde hacer la cama hasta las cosas que nos quitamos o cambiamos, hasta adaptarnos a un horario para hacer los deberes, trabajar y saludar a los seres queridos cuando los nombramos. Si el padre o la madre de familia se dirige a los familiares con palabras obscenas, si son indiferentes al sufrimiento de sus vecinos, si se muestran apáticos o apáticos a la hora de participar en la búsqueda de soluciones para sus respectivas comunidades, es inevitable. Que tal comportamiento afecte a los demás.
si comparamos esa foto familiar Cómo debe ser un país y con el liderazgo de una nación, ya que tenemos que concluir que cuando las leyes de un país son cambiadas caprichosamente por los gobernantes en el poder, ese país está destinado o condenado a presentar grandes dificultades de convivencia entre sus ciudadanos. . Entonces surge la máxima que afirma que cuando las instituciones de una nación son débiles, no se puede esperar que esa nación funcione adecuadamente. En conclusión, si los tribunales de justicia, cuando están llamados a prescindir de la equidad o la equidad, prefieren aplicar sentencias falsas, sería una tontería pretender que las cosas van bien, porque lo declaramos en nombre de la República.
Comparado con el padre de familia que asume la responsabilidad. Presidente de una nación Y observamos que este presidente actúa como un alborotador, ataca libremente a sus oponentes políticos, dispone a voluntad y sin decoro del dinero confiado a su administración, pisotea y pisotea los principios más importantes de la democracia, claramente la constitución nacional. violación, seguramente ese país no estará en el camino correcto. ¡Tengo muy claro que más familias, más educación y normas de convivencia son fundamentales para que todos progresemos satisfactoriamente!
Mitzi Capriles de Ledezma
– La Prensa – Venezuela –