El Fondo Monetario Internacional (FMI) asegura que el riesgo de desviación fiscal es alto dado que en 2024, 88 economías o grupos económicos elegirán lo que llama un “gran año electoral”.
Estas 88 economías representan más de la mitad de la población y del PIB.
En las últimas décadas, el apoyo a un mayor gasto público ha aumentado en todo el espectro político.
“Esto hace que este año sea particularmente complicado, ya que los datos empíricos muestran que, en los años electorales, la política fiscal es más flexible y las desviaciones son mayores”, señaló el FMI en su Monitor Fiscal de abril.
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Aunque la inflación ha disminuido, el ritmo de su descenso en la ampliación final de la meta sigue siendo incierto.
Las condiciones financieras son sensibles a las perspectivas de inflación, así como a las tasas de interés y la evolución de la política fiscal en las principales economías.
“La política de expansión monetaria y el crecimiento del crédito, junto con el endurecimiento de la política monetaria, han contribuido al aumento de los rendimientos de la deuda pública a largo plazo y su volatilidad en Estados Unidos, lo que ha incrementado el riesgo de contagio de los tipos de interés. al resto del mundo”, se lee en el documento.
Por su parte, la desaceleración del crecimiento y la agitación financiera en China podrían obstaculizar el crecimiento y el comercio globales, creando desafíos financieros para los países con estrechos vínculos comerciales y de inversión, según el FMI.
La normalización puede seguir siendo incompleta
Los gobiernos también pueden verse presionados si se producen interrupciones en el suministro y para aumentar el apoyo financiero. empujar el precio
Si se mantienen las políticas actuales, se espera que la consolidación fiscal mejore moderadamente.
A mediano plazo, se prevé que los déficits y la deuda se mantengan en niveles más altos de lo esperado antes de la pandemia de Covid-19. Sin un sistema financiero fuerte, la normalización de la política monetaria pospandémica puede seguir siendo incompleta en los próximos años.
Según estimaciones, la deuda pública global alcanzará el 99% del PIB en 2029, impulsada por China y Estados Unidos, donde, de mantenerse las políticas actuales, la deuda pública seguirá creciendo y superando máximos históricos.
Las presiones de costos son cada vez más apremiantes para abordar desafíos estructurales como las transiciones demográficas y verdes.
Al mismo tiempo, la perspectiva de un crecimiento más lento y tasas de interés aún altas probablemente seguirán limitando el margen de maniobra fiscal en la mayoría de las economías.
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