– La Prensa – Venezuela –
“¡la gente tiene poder!”, anunció Nicolás Maduro al registrar su candidatura en la puerta del Consejo Nacional Electoral el 25 de marzo. Esta frase, y las circunstancias que rodearon su inscripción, han sido analizadas por la prestigiosa revista Economista En artículo titulado “La farsa de Nicolás Maduro: Las secuelas” en su edición del 30 de marzo. El semanario británico destacó que, si fuera cierto que el poder está en manos del pueblo, Maduro no estaría en el cargo. Simple como eso.
El poder no está en manos del pueblo, sino en manos de pequeños grupos. Grupo que ejerce el control instituciones y burocracia estatal. Lo que pasa es que la dirección del gobierno no entiende (o no quiere entender) el significado de la palabra “pueblo”. Desde el punto de vista semántico, este sustantivo colectivo significa “un conjunto de habitantes de un país”, según la definición que nos da María Molina en su Diccionario de uso del español (2007). Con el mismo significado, el concepto se utiliza en el reglamento de la sala constitucional que define el pueblo Como “un grupo de personas del país y no parte de la población, una clase social o un pueblo pequeño y menos personalidad” (Sentencia No. 24/01/22/2003).
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Las personas también pueden ser entendidas como “sujetos colectivos capaces de producir” desde una perspectiva política. Influencia política evidente y decisiva”, para decirlo en palabras de Diego Batista Urbanaza en un agudo y reciente libro (si hay una ciudad, Editorial Alfa, Caracas, 2023, pág. 9). Pero es un hecho conocido que la gran mayoría de los venezolanos no apoya a Nicolás Maduro en su intento de reelección. Es decir, ese grupo significativo de venezolanos no votará por un candidato “revolucionario”.
Otro aspecto que examina Economista Facilitación en torno al registro de candidaturas gubernamentales. él candidato a la reelección (¿sin especificar?) fue presentado en un autobús “lleno” y sin ningún obstáculo, según informó el citado semanario. Esto contrasta con los obstáculos impuestos a la oposición con incompetencia y complicaciones burocráticas que impiden el registro de la candidatura de Korina Ioris. Y todo esto tiene lugar en un contexto de creciente represión y represión contra la oposición.
Este proceso está lejos de lograrseLa legitimidad de Maduro De cara a la eventual “victoria” electoral en un proceso cuestionado tanto dentro como fuera de Venezuela, empañándolo aún más. La comunidad internacional cuestionará sin vacilar los resultados así obtenidos. La reacción de los presidentes Lula da Silva, Gustavo Petro y Emmanuel Macron es un ejemplo de que no será posible engañar permanentemente a la comunidad internacional. No se puede pretender que se respete el Acuerdo de Barbados y que el proceso se lleve a cabo con garantías electorales, porque hay muchísimos candidatos compitiendo.
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En otras palabras, Situación electoral También sirve para debilitar al candidato oficial, ya que pierde credibilidad internacional. Un aspecto relevante es que el presidente del Consejo Nacional Electoral no es producto de un consenso político, sino de una imposición autoritaria. Atrás quedaron los días en que el Presidente de la División Electoral era elegido mediante un consenso político equilibrado.
Es cierto que existe una correlación directa entre ambos. Democracia y poder electoral. No en vano José Ortega y Gasset, En Rebelión de las masas, afirmó que “la salud de las democracias, cualquiera que sea su tipo y grado, depende de un patético detalle técnico: el sistema electoral. Todo lo demás es secundario”. Roma – continúa Ortega y Gasset – era una potencia a principios del siglo I a. C., hasta que “insistió en preservar un régimen electoral estúpido. Un régimen electoral es estúpido cuando es falso”. Es relevante la reflexión del pensador español de que el sistema electoral de Venezuela no brinda confianza a los ciudadanos, ya que en lugar de facilitar las manifestaciones populares libres, las obstaculiza a través de trámites inútiles y decisiones arbitrarias.
Más allá de las dificultades impuestas por el CNE, lo único que le queda al gobierno es competir sin miedo a la derrota. Sin el apoyo del pueblo, por la fuerza, el sufrimiento de los venezolanos continuará, la diáspora crecerá y la economía seguirá mal administrada. La revolución claramente fracasó. La derrota electoral requiere que el madurismo entregue el poder a la oposición, democratizando la estructura interna del partido. Partido Socialista Unido de Venezuela Y luego presentar una propuesta diferente para intentar volver a la presidencia. Por su parte, el nuevo gobierno tendrá que hacer muy bien para no fracasar y evitar un retorno al socialismo del siglo XXI.
Puede ser que, adversario Debe permitir la unidad y buscar el consenso necesario para apoyar una victoria contundente y una transición democrática sin represalias ni exclusiones. Por eso hay que celebrar un tuit de Korina Yoris (@yorisvillasana) del 29 de marzo, donde dijo alto y claro: “Deroguen lo que le dije a @clarincom sobre un acuerdo o negociaciones entre Rosales y María Corina: no pueden pasar: tenemos muchos posibilidades ante nosotros y debemos mostrar fuerza y unidad, lo que nos garantizará llegar al final” (¡Chapeau!).
La unidad, la tolerancia, la amplitud de miras y el apoyo a los incompetentes sin descalificar pueden materializar la victoria de la oposición. Deseo de convertirse en candidato.. Y va acompañado, ruidosamente, de un proyecto de reconciliación nacional. Se trata de aprovechar inteligentemente el apoyo público a una solución electoral al autoritarismo impuesto a Venezuela.
Al final el poder lo tiene el pueblo.
Ramón Escobar León
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