Un día Jesús invitó a Pedro, Santiago y Juan a un viaje al Monte Tabor. Y cuando llegó a la cima, comenzó a orar. Y de repente, los apóstoles vieron a Jesús con un brillo que nunca antes habían visto.
Y como si fuera poco, una nube los envolvió y se escuchó una voz. ¡Qué impresión! Era la voz de Dios Padre, diciéndoles que Jesús era su Hijo y que lo escucharan.
– La Prensa – Venezuela –
Jesús les muestra a estos discípulos que Él no es meramente humano, sino también divino. Tal fue el secreto de la transformación.
¿Y qué pasará con Parusía? Es la segunda venida de Cristo. ¡Nada menos! ¿Cuál es la relación entre una cosa y otra cosa?
Veamos lo que dice la oración de apertura de esta Fiesta de la Transfiguración: “Veamos la gloria que nos espera como hijos tuyos; Permítenos seguir el evangelio de Cristo, compartir la herencia de tu reino”. He aquí la relación entre conversión y parusía. E instrucciones: seguir el evangelio de Cristo.
– La Prensa – Venezuela –
¿Y qué hicieron entonces los apóstoles? ¡Fue tan hermoso! Lo que vieron; ¡Fue tan hermoso! ¿Sintieron que querían estar allí?
La gloria que el Evangelio nos cuenta sobre este episodio es la gloria que veremos y experimentaremos cuando ese mismo Jesús regrese en la parusía con todo el esplendor y poder de su divinidad. Y esa gloria será nuestra si en la tierra nos preocupamos por escuchar a Jesús -como pedía la voz del Padre- y seguir sus consejos e instrucciones. ¿Qué nos pidió Jesús? ¿Consiste en seguir el evangelio? En resumen, Jesús nos dice que lo imitemos y hagamos la voluntad del Padre.
¿Por qué es importante resaltar esta gloria divina en la Parusía? Por engaño vendrán los que quieren hacerse pasar por “Cristo”.
He aquí lo que Jesús nos declaró sobre este asunto: “Aparecerán falsos cristos y falsos profetas, que harán prodigios y prodigios capaces de engañar a los escogidos de Dios. ¡He aquí, os lo he advertido de antemano!… Pero cuando venga el Hijo del hombre, será como un relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente”. (Mt 24, 23-28).
Los falsos cristos y los falsos profetas no pueden venir como vendrá Jesucristo en la Parusía, ya que nunca podrán eclipsar la gloria de la Transfiguración, que los apóstoles vieron en el monte Tabor. Podrán hacer grandes prodigios y engañar a muchos. Pero incluso el “anticristo” mismo no podrá mostrar el brillo y el poder de la divinidad que Cristo nos mostrará cuando, como rezamos en la religión, “venga en gloria a juzgar a los vivos ya los muertos”.
Y a los que seguimos a Cristo haciendo la voluntad de Dios, nos espera la gloria de la transformación, en su reino, que no tiene fin.
Parusía http://www.buenanueva.net/bn2021/parusía.html
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