Por Jaime Macías
Para los niños, iniciarse en la pelota de contacto es como un juego más que les llamó la atención cuando eran pequeños. Algunos se animan desde el principio a continuar con este juego, mientras que a otros les gusta experimentar con una gran variedad de juegos. eso existe.
No ver ningún deporte convocado hasta el momento.Porque al principio el niño no tiene idea de lo que es un juego, todo se convierte para él en un juego, lo que le produce placer. La práctica continua conduce al aprendizaje juego a juego, como ocurre en el béisbol.
Pero irónicamente, esta transición de juego en juego, en algunos casos como el béisbol de ligas menores, acaba con su ilusión de simplemente divertirse, motivados por razones que, repito, son, en algunos casos, presiones dentro y fuera del campo.
Veamos el caso de algunos padres, que se ilusionan tanto con la idea de que sus hijos jueguen en las grandes ligas que olvidan que se trata de niños, y por otro lado, el caso de los entrenadores que carecen de preparación, que son mejores, al intentar enseñar, abusan, convierten el béisbol menor en tortura psicológica para los niños.
Poco aprendizaje y diversión de béisbol.
Esto reduce el deseo de los jugadores jóvenes que quieren jugar béisbol por diversión y conocer nuevos compañeros de equipo. Resultados de baja autoestima y abandono deportivo.
Esos padres obsesionados deberían recordar, Más que una oportunidad de convertirse en campeón y llegar a las ligas mayores, el béisbol es una oportunidad para que los niños se diviertan, hagan amigos y gasten toda la energía que han acumulado después de horas de estar sentados en un escritorio.
Un ejemplo de padre obsesivo, Se trata de alguien que no sólo pasa por alto al entrenador, sino que también crea una agenda de entrenamiento especial para su cliente, lo que genera situaciones de sobreentrenamiento y lesiones, además de problemas de disciplina.
Un ejemplo de entrenador carente de educación es aquel que quiere que los jugadores corran, golpeen, lancen la pelota y se diviertan con sus amigos; Se logran con sus gritos y groserías, creyendo que así impone la disciplina, además de comparaciones agresivas e insultos a un entrenador que intenta motivarlo y exigencias de desempeño que no corresponden a sus habilidades motrices. su edad
concepto de competencia, Especialmente en los primeros años de práctica, es el creador de este entorno dispuesto a la comparación y la crítica. Aquí los resultados suelen ser más importantes que el simple hecho del esfuerzo y la participación.
Por este motivo, muchos expertos consideran que el concepto de competición debería introducirse a partir de los once años y sólo debería valorarse la participación en la fase inicial, es decir, los niños, ¡Sé un niño…!
Seguimos en contacto vía @pjaimacias
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