“Las cosechas son abundantes y los trabajadores son pocos.”, El Señor nos dijo. Y es una frase de los Evangelios que la liturgia de la Iglesia nos repite con cierta frecuencia, pero no parecemos captar su significado… mucho menos su urgencia y gravedad.
Y el Señor nos dio esta advertencia tan pronto como se nos dijo “Tuvo compasión de la multitud, porque estaban fatigados y desamparados, y andaban como ovejas sin pastor”. (Mateo 9, 36 – 10,8).
Nos dijo del Señor Viejo Testamento “Si me escucháis y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todas las naciones… Seréis para mí un reino de sacerdotes, una nación santa”. (Ex. 19, 2-6a). Esta frase nos recuerda San Pedro En su primera carta (1 P 2, 9-10). ¿Y cuál es el trabajo de un sacerdote? Además del Sacrificio de la Misa, en el que Cristo ofrece la víctima, el sacerdote es el encargado de predicar la Palabra de Dios.
Aunque tenemos que ver eso sacerdocio ministerial – los sacerdotes Los que han recibido el Sacramento del Orden Sagrado – hay también un sacerdocio de laicos – los que no son ordenados – pero que tienen una responsabilidad apostólica que llevar. el mensaje de cristo A quién podemos llegar y dónde podemos. La participación de los laicos en el sacerdocio de Cristo siempre ha sido eficaz, pero ahora más que nunca, cuando vemos que no hay obreros para la siega, ni sacerdotes suficientes para apacentar las ovejas.
Desde la época de Jesús “La cosecha es abundante y los trabajadores pocos”, Pero esta situación se ha agravado en nuestros días. Las iglesias necesitan sacerdotes ordenados, se necesita mucho más que eso, ya que no alcanza para todo el trabajo de cosecha… y muchos ya están caducados. ¿Así que lo que ocurre? ¿Dónde se necesitan esos trabajadores? Deben estar entre nuestros hijos, sobrinos, nietos, parientes, amigos. ¿Y vemos a algunos de ellos incluso sorprendidos de ver al Señor llamándolos al sacerdocio? ¿O todo el mundo está pensando en el matrimonio?
¿Rezamos para que haya algunos vocasión del sacerdote ¿En nuestra familia? ¿Para cuántos niños estamos dispuestos a ser sacerdotes? ¿Cuántos de nosotros nos atrevemos a ofrecer un hijo para que sea sacerdote del Señor? ¿Oramos también para que haya niños que puedan escuchar el llamado del Señor a ser sacerdotes? “El mundo” sofoca a los jóvenes, los ensordece a la voz de Cristo, los engaña haciéndoles creer que las cosas del mundo son las más importantes, que las cosas materiales son las únicas cosas de valor.
“La cosecha es abundante y los trabajadores pocos”. ¡Señor, danos sacerdotes!
isabel vidal de tenerife
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