En Navidad los regalos no son imprescindibles, sino más bien emotivos porque impulsan las compras. “Complacer a los demás” motiva la adquisición, dice la profesora de comunicación corporativa Mónica Vineras.
“En Navidad, el falso optimismo y la presión social crean una tormenta perfecta de la que alimentarse”, afirma Rafael García, director de la Escuela de Marketing de Madrid.
Ofertas como financiación y descuentos posnavideños buscan disolver la percepción de gasto global, fomentando la repetición de compras.
Las tiendas ahora buscan crear experiencias sensoriales. La música, la atención e incluso el olfato influyen en las decisiones de compra.
Por su parte, las redes sociales fortalecen vínculos y ofrecen promociones especiales, consolidando las relaciones con los consumidores.
Aunque el auge del comercio online es evidente, En Navidad, el 86,5% de las personas prefiere comprar en los comercios tradicionales.
Motivados por la comodidad, las ofertas y el mejor surtido, el 1,2% elige internet. Las compras personales están asociadas con la implicación emocional.
“El uso es, en última instancia, un reflejo de nuestro estado de ánimo”, dice Arcade. Navidad, Culturalmente asociado con un mayor consumo, reforzado por percepciones económicas más positivas.. Además, el acto de dar es más importante que el regalo en sí.
En definitiva, la Navidad es una época donde las emociones y las estrategias comerciales se unen dando forma a un evento de consumo único.
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