Una mañana de verano de 1967 Valencia. Fue una gran fiesta del arte, la inauguración del Salón Arturo Michelena. Conocí al maestro ese día. Carlos Cruz Diez Quería que viera mi obra, la vio y me dijo: “Ahora el arte es de otra manera, es movimiento, desplazamiento del espectador”.
di gracias Pasaron los meses, me dieron una beca en la oportunidad de mi vida y me iba a París, a conocer la industria.
Unos días después fui a verlo, si mal no recuerdo creo que su taller estaba cerca de La Bastilla, allí estaba su mujer, sus tres hijos y estaba imprimiendo serigrafías y me dijo:» ver el castillo, Lo que se produce aquí en este azul y negro se ve amarillo que yo no imprimí» y siempre que lo visitaba en su taller me explicaba su trabajo y sus nuevas máquinas. Hicimos una hermosa amistad. Él siempre me decía: ¿Cuándo me llamarás y cuándo vendrás a mi encuentro?? Confié en él para preguntar, me guió para que pudiera construir mis máquinas para mi taller.
Me habló de los colores, de la suma, de la resta de sus colores; Esos colores aditivos y sustractivoellos son “Fisicromía» que dio a conocer al mundo; Su “cromosaturación”, su integración en el arte urbano.
Mis viajes más recientes a París fueron en 2010 y 2013 y en esos viajes a París; Quedamos en vernos pero no nos encontramos.
Hoy recuerdo a ese maestro Carlos Cruz Diez, amigo, artista, creador, un gran hombre, un gran caballero, un maravilloso padre y esposo. Personas de color de tono, efectos ópticos, vibraciones y transformaciones de color estéreo, color físico transmutado, comunicador de sonido y color. Han pasado años desde el día que lo conocí en el Ateneo de Valencia en Venezuela.
Todo cambia con el tiempo, pasan los años y sus colores nos dicen que existen en su etérea mezcla de colores, mezcla de colores en el espacio y prácticamente están ahí, están presentes y en su trabajo para que podamos descubrir la creatividad. y proyecciones en el espacio. Nació en junio de 1923 en Caracas, falleció en París el 27 de julio de 2019 a la edad de 95 años.
Esteban Castillo