“…la verdad es dura, pero aquí estamos a pesar de todo, seguimos y seguiremos, sobre la mesa está la corona de aparición que esparce su luz, inquieta y cálida, ilumina nuestros rostros y huele a su cera consumida. Nos consuela recordándonos su significado…”
Jorge Puigbo
Como cada año por estas fechas, y aunque no lo queramos, inevitablemente surgen sensibilidades impulsadas por los recuerdos y aquellos que resultan irresistibles. tradición impuesto, así que hundí nuevamente mi mirada en una copa de vino grande y redonda como si fuera una bola de cristal, de esas que ven mañana los adivinos, y que tal vez me dijera algo que calmara un poco la sensación. Incertidumbre que nos rodea. Me froto la mano suavemente, mi dedo mojado frota el frágil borde, buscando ese sonido agudo en el vaso, y tomo un largo trago. Siento un calor rojo en el estómago que me relaja. Este año no hicimos halakush, intentar explicar por qué no tiene sentido, a veces las circunstancias imponen su voluntad, pero algo hierve en la olla haciendo amigos, muy parecidos a nosotros, El olor a hojas de plátano ahumadas. Y el verde que aquí y allá envuelve manjares en maíz, me lleva sin dormir a un viaje nostálgico, entre ollas enormes, montones de guisado y harina, tal vez Don Armando Scanone Tenía razón cuando escribió: “la luz Es algo trascendente, tal vez lo más destacado de la cocina criolla, es un símbolo de identidad colectiva y con la patria, que nos solidifica a todos, se convierte en un sentimiento y un valor para los venezolanos, que alcanza su máxima expresión cada diciembre, unidos a tal importante. Con celebraciones y contenidos altamente religiosos para la mayoría, como Navidad y Año Nuevo, pero que son disfrutados por todos sin distinción de religión, nos sentimos completamente venezolanos dondequiera que estemos…”. Años así lo entendemos Importancia de algunas tradiciones Y para algunos compatriotas a quienes les ha resultado imposible conservarlas, no debemos olvidar esto último, este año habrá menos comida en casi todas las mesas y más sillas sobrantes en nuestro país, un país que ha perdido el 25 por ciento de su población no puede ser. feliz Más luces apagadas y puertas cerradas en todos los pueblos y ciudades. Son muchos los maceteros que ya no muestran sus arbustos ni sus flores, y les crecen telarañas en el interior, en los rincones. Sabemos que no nos gusta hablar de ello, a nadie le gusta, nos gusta imaginar que esta abrumadora realidad no existe para que podamos vivir en paz. La verdad es dura, pero estamos aquí a pesar de todo, seguimos y seguiremos, la mesa está ahí Abirbhava Jayamalya Que ilumina nuestros rostros con su luz, calidez imperturbable y difusa y nos reconforta con el aroma de su cera quemada recordándonos su significado. Contra todo pronóstico, a pesar de todas las circunstancias, todavía hay muchos de nosotros que Creemos en la humanidad Y por eso rezaremos con más fervor al símbolo de nuestra esperanza, luego alzaremos nuestras copas, brindaremos y sobre todo recordaremos que compartir con los demás, ya sea una llamada o un mensaje corto, tiene un Valor humano profundo, lo único que realmente nos mantiene unidos en este tiempo de diáspora y distancia.
En entrevista realizada por Hugo Prieto al sacerdote jesuita Arturo Peraza el 28/08/2022, hoy Rector de la UCAB y titulada “Venezuela es un país destrozado en muchos sentidos”.el entrevistador se refiere a estos momentos y plantea una pregunta importante por la que todos pasamos: ¿Se puede reflexionar sobre la esperanza como concepto religioso, espiritual, pero también político?, a lo que el entrevistador responde: “Lo primero que me viene a la mente es Mente Padre. Una frase de Michael de Viana (recientemente fallecido). Decía que “La esperanza no es optimismo”. Tenemos que aprender a separar los dos. El optimismo nace de cálculos simples, la gente hace cuentas y si el resultado es positivo, entonces todo va bien. Pero la esperanza es otra cosa. Es la luz que brilla en medio de la oscuridad o la dificultad. El optimismo a veces intenta ocultar la realidad. espero que no La esperanza revela la realidad. Pero lo revela desde la luz que se convierte en un horizonte hacia el que se dirige. No necesariamente lo vas a lograr. Esto puede ser muy similar a la imagen de Moisés, que ve la Tierra Prometida desde la montaña. No entra en detalles, pero esa es su esperanza. O de Abraham, que muere en la tierra que le fue prometida y lo único que queda es una pequeña tumba, como si fuera la semilla de una promesa que se cumpliría muchos milenios después. Pero ambas figuras se caracterizan por la misma palabra: esperanza. Y es una cosa –no es sólo una, sino que la otra puede ser la utopía– la que impulsa la historia. El optimismo no impulsa la historia. Tanto la esperanza como el optimismo se usan a menudo indistintamente, pero aparentemente son cosas muy diferentes…”
Situaciones difíciles rodean a millones de familias alrededor del mundo y su panorama estresante no les da mucho espacio para pensar y menos para celebrar, pero aún tienen que hacer, superar y trabajar para sobrevivir y salir adelante. El significado esperanzador de la Navidad, simbolizado por el nacimiento de un niño, nos ayuda y fortalece a todos en esta patria tan afectada.
Jorge Puigbo