La cebra, con su pelaje rayado, se presenta como una obra de diseño naturalista. Su patrón en blanco y negro no sólo es estéticamente agradable, sino que también cumple una función importante para la supervivencia.
Lo primero que hay que destacar de sus colores (según investigaciones) es que actúan como “repelentes” naturales de insectos como las moscas arrojadas y los tábanos. Además, sirve como eficaz camuflaje entre la hierba alta de las llanuras, confundiendo a los depredadores y permitiendo a la cebra moverse con gracia entre las sombras de la sabana.
Su aguda vista y oído lo convierten en un experto en detectar peligros a distancia. Aunque no es tan rápido como un caballo, su andar es impresionante; Sus ágiles movimientos lo convierten en un duro desafío para cualquier cazador.
Las cebras son animales sociales que viven en manadas, formando fuertes lazos familiares. Estas mochilas no sólo brindan protección contra los depredadores, sino que también son importantes para el bienestar emocional de estos animales.
Viven en grupos, conocidos como “harénes”, formados por un macho con seis caballos y sus potros. Los machos no dominantes viven solos o con otros machos no dominantes, hasta que sean lo suficientemente grandes como para desafiar a un macho dominante.
La comunicación entre cebras se lleva a cabo a través de una variedad de sonidos y expresiones corporales, fortaleciendo los vínculos sociales y facilitando la cooperación para encontrar comida y agua.
Una pregunta que desconcierta a muchos es si una cebra es blanca con rayas negras o negra con rayas blancas. La respuesta está en la genética; Al nacer, las cebras son de color marrón, a medida que se desarrollan comienzan a oscurecerse, como resultado, tienen la piel negra y desarrollan un pelaje blanco (rayas).
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