A lo largo de la historia ha habido y todavía hay muchos políticos que poseen personalidades narcisistas. Los siglos XX y XXI no fueron una excepción. Como muestra, algunos ejemplos: Adolf Hitler, el líder del partido nazi en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, tenía una personalidad extremadamente narcisista, mostrando un sentido de su “yo más grande”, una necesidad de admiración que no conocía límites, además como arrogancia y una total falta de empatía por los demás. Benito Mussolini, el líder fascista italiano de la primera mitad del siglo XX, fue famoso por su personalidad, su autoritarismo y su búsqueda del poder absoluto.
Muammar Gaddafi, que gobernó Libia con mano de hierro de 1969 a 2011, mostró rasgos narcisistas en su liderazgo autoritario, lo que se refleja en su estilo de vida personal extravagante y buscador de atención global. Hugo Chávez, “mitómano, megalómano, cuentista, compulsivo, narcisista, carismático, seductor, celoso, inescrupuloso”, son algunas de las características que le atribuyen cerca de cinco psiquiatras venezolanos, cuando estuvo en el poder durante casi doce años… Silvio Berlusconi, fallecido recientemente, era primer ministro de Italia, empresario multimillonario y propietario de medios de comunicación.
– La Prensa – Venezuela –
Berlusconi mostró una personalidad narcisista a través de su búsqueda del poder político y su comportamiento extravagante. Donald Trump, el 45º presidente de los Estados Unidos, es ampliamente conocido por su personalidad narcisista, manifestada por su constante necesidad de atención, su sentido de importancia personal, su desprecio y falta de empatía por los demás.
Y ahora, por si fuera poco, ha surgido otro narcisista, el argentino Javier Miley, que acaba de ganar las primarias en su país. La Nación informó que “de las 16 provincias en las que Miley se impuso, 16 fueron sorpresas de magnitud inesperada: en todas ellas, cuando se realizaron elecciones provinciales, los candidatos liberales vinculados directa o indirectamente a Miley tuvieron resultados muy bajos o un rotundo fracaso. El fenómeno Esto puede deberse a que ya se habían celebrado las elecciones de gobernadores y alcaldes, y al parecer, los que ya habían ganado, no pudieron movilizar a sus electores y, en cambio, durmieron sobre su reputación. Y que conste, esto me hace feliz, porque Odio el kirchnerismo, pero no creo que Miley sea la solución.
De la noche a la mañana, este es otro ejemplo más del péndulo de América Latina oscilando de la extrema izquierda a la extrema derecha. Y ese péndulo rara vez se ha detenido en el centro. ¡Qué insulto! ¡Pobre Argentina! Desde que Perón asumió el poder por primera vez, con Evita, otra figura narcisista e histórica a su lado, el país del Sur no ha levantado la vista.
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Aquí esperamos que Miley sea reconocida como superior al exagerar su grandioso sentido de importancia personal, exagerar sus logros y habilidades y no demostrar méritos sobresalientes. Por supuesto, su constante necesidad de elogios es evidente en él: quiere ser el centro de atención a través de una actitud histórica y espera elogios constantes. Espero que no lo veamos explotando a otros y buscando beneficio personal, independientemente del resultado, como el difunto Néstor Kirchner y la vieja Cristina. Pero me temo que, si gana, Miley no será lo contrario del kirchnerismo, que tanto hace falta, sino una narcisista más que nunca verá sus problemas, y como tantos otros, pensará que si ella llega con todo ella estará bien. Y lo que hemos visto de él hasta ahora es la punta del iceberg.
Y es que, aunque los narcisistas puedan proyectar una imagen de superioridad, muchas veces tienen una fragilidad subyacente y pueden sentir envidia de los demás o sentirse amenazados por aquellos que perciben como más exitosos o talentosos. Es importante destacar que la personalidad narcisista en sí misma no implica automáticamente una enfermedad mental en todos los casos, sino un trastorno de la personalidad cuando las características son rígidas, persistentes y perjudican significativamente la vida y las relaciones del individuo. Como expliqué a través de los ejemplos que cité al principio de este artículo, la personalidad narcisista se caracteriza por un patrón generalizado de grandiosidad, una necesidad de admiración y una falta de empatía por los demás. La verdad es que no necesitamos otro en la tierra…
Carolina James Branger
@cjaimesb
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