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En un cuaderno, la versión que preparé para los estudiantes del Miami Dade College, recopilaba diversos ensayos y disertaciones sobre cuestiones democráticas, insertados en revistas científicas o utilizados para mis conferencias, en los que abordaba Reconstrucción política, prohibición del ejercicio del poder ilimitado, dimensión social de la democracia y base democrática de la libertad de prensa, transparencia y calidad de la democracia, su control interno e internacional, lucha contra la corrupción y gobernabilidad democrática. Y incluiré un proyecto. Declaración de política.
Estos están escritos antes y después de mi libro. El derecho a la democracia (2008), dos distinguidos amigos jurídicos, el profesor Alan R. Presentado por Brewer Carias y Alberto Dalla Via, ambientado en un clima de desesperación democrática en Buenos Aires y la región. Explora dos perspectivas que debieron abordarse para detener los riesgos de la aporía, a saber: propuesta como régimen por el derecho internacional y reglamentando las instituciones de la democracia desde el siglo XX; Otra, mi respuesta requerida, es desde la ética, Manipulación narrativa circunstancias; Entender que la crisis democrática prevista no es tal sino un momento de “ruptura trascendental” y de cambio inevitable, pero quizás auspicioso. En lugar de compartir el fin de la democracia o aceptar su transición a un período posdemocrático, lo considero como un momento de potencial declive hacia la democracia como experiencia de vida, y no como una forma o instrumento del declive de un Estado moderno y sus configuración del poder. Esta es mi creencia, tal vez no la realidad.
Nutrido de la doctrina de la Corte Interamericana y de copiosas citas, con esta obra buscó defender la legitimidad y legitimidad vinculante de los elementos esenciales y fundamentos de la democracia -obra rechazada por los órganos políticos colegiados de la OEA-, seguida de una relectura convincente. Después de mi conversación con el fallecido expresidente del Perú, Valentín Paniagua, con quien compartía intereses intelectuales en torno al movimiento constitucional gaditano de 1812, publiqué otro libro sobre México (2011) y Caracas (2015). La democracia del siglo XXI y el fin del Estado.
Cuando me invitó a examinar esas categorías democráticas –que incluían Carta Democrática Interamericana de 2001 – A la luz del terremoto cultural que se produjo en Occidente en 1989 y que aún no ha cesado, me comprometo a salvar la educación judicial frente a las adversidades imperantes en el clima político regional. Y en ese sentido me presenté. Compendio de democracia En 2015.
La obra original e imborrable de Luigi Ferrazzoli (posteriormente recogida en su Principios de la ley, 2011), sin embargo, me inspiró. Sin mencionar al eminente filósofo del derecho y discípulo de Norberto Bobbio, al comentar Inadecuación del estado Asumir por sí solo los monumentales desafíos planteados por las grandes revoluciones del posmodernismo me ayudó a considerar y comprender algunas de sus pétreas e inconexas premisas en su gama más amplia, que caracterizan a las mencionadas anteriormente.
democracia, ligadas al Estado, por derecho propio y desde la más remota antigüedad fueron locales e hijas del tiempo. Lo inesperado, y lo que provoca la catástrofe epistemológica que afecta hoy los cimientos de nuestra civilización, es que la realidad digital, como la inteligencia artificial, disuelve los espacios, al tiempo que cultiva la inmediatez, socavando el significado intergeneracional de columna vertebral y tiempo. En la medida en que reemplazan la condición humana racional por una construcción que se comunica sólo con los sentidos, disminuye su autonomía y condiciona toda elección.
Entonces, para escapar de los rituales narrativos de la democracia a la luz de las categorías ideales heredadas, preparé mi próximo libro, con un prólogo de la ex presidenta Laura Chinchilla: Valores de la democracia y extensión de los derechos humanos (2018). En sus páginas examino las reacciones, concluyo, en torno a dos paradojas del presente siglo: en la medida que aumentan las elecciones en América Latina, las fuerzas que garantizan la democracia se degradan y se vacían de contenido; Y cuando los catálogos de derechos humanos se volvieron inflacionarios, transformándolos en demandas minoristas y prevalecientes en el marco de la degradación social y geopolítica, salvo las grandes guerras del siglo XX, nunca antes, como ahora, sus demandas se convirtieron en violaciones tan sistemáticas y comunes. .
Lo que es peor, ellos Ataque a los derechos humanos Apoyándose en la indiferencia de gobiernos democráticos apenas sostenida por la exclusión y denegación de justicia por parte de órganos de tutela universales y regionales. Además, se pide a las víctimas que reduzcan el castigo de sus perpetradores mediante fórmulas de justicia transicional y chantaje con precios para que puedan asegurar, se argumenta, algo de oxígeno a su libertad disminuida y el fin de la represión: el mal menor. ¿O mejor posible?
En definitiva, aparecer en alguna página y en ese libro de basura que pregona ciertas consideraciones ortodoxas o aberraciones heterodoxas y más recientes de la democracia como derecho o como régimen jurídico, tal vez represente un acto de estupidez sin propósito, o innecesaria. Pero lógicamente los traspaso, cuando el ecosistema no temporal nos lo permite. adentro VenezuelaCon sensatez, es necesario rehacer todo, como Cuba y Nicaragua.
Que los chinos y los rusos, como preludio a una guerra de agresión lanzada por “ambos” contra la nación ucraniana, hayan asegurado que la democracia debe reducirse al nivel interno si queremos la paz en este lado del planeta, es más que suficiente. Razón para revivirnos en al menos una línea. El método socrático; De modo que nos vemos privados de una visión intelectual del futuro de la democracia. Entonces se verá si el método de razonamiento platónico, analítico y científico tiene su oportunidad.
Asdrúbal Aguiar
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