– La Prensa – Venezuela –
“Comenzaré esta historia cuando era estudiante de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela. Para entonces quería seguir una carrera diplomática y soñaba con convertirse en embajador, un puesto que el gobierno reserva para militares retirados y líderes políticos que desean una vida tranquila en el extranjero. Me esforcé mucho en conseguir uno. Alto nivel de formación académica. y mantener un desempeño eficiente como funcionario público de carrera. Cumplí mi sueño y obtuve el rango de embajador Representé con orgullo a Venezuela. En diferentes países de diferentes continentes, por lo que me considero una persona completa.
Fui educado y trabajé democracia Estudié en un colegio y universidad pública, aprovechando las posibilidades que existen en Venezuela para lograr mis sueños a través de mi propio esfuerzo y disciplina personal, por lo que cuando vi el declive del país en términos de independencia, decidí ingresar a la carrera técnica. estructura. La oposición democrática, sin ambición, remuneración ni afán de notoriedad pública, simplemente agradece a un venezolano. Un país democrático A quien tuve que retribuir siendo plataforma e inspiración para la realización de mi existencia.
Hoy la vida me pone en el compromiso de asumir una responsabilidad suprema, nunca estuvo en mi voluntad o deseo ser candidato presidencial, algo que se creó en las circunstancias de tensión que condicionan la vida pública nacional. Ante este desafío, inesperado e inevitable, no me queda más remedio que aceptarlo.Creo que tengo la capacidad de desempeñarme bien porque me he capacitado académica, profesional y emocionalmente para manejar los asuntos de Estado. Agradezco a María Corina Machado y Plataforma Unitaria por confiar en mí”.
Estas palabras son producto de la imaginación de quienes las escriben, pero basadas en lo que sabemos sobre el candidato. González UrrutiaPodía escribir perfectamente a la manera de Claudio I, quien, aunque no era tartamudo ni cojo, se parecía al emperador romano elevado al más alto cargo por una misteriosa trama del destino.
Calígula confía al emperador Claudio la tarea de poner orden en un imperio sumido en el caos. Gracias a su excelente formación intelectual y a su temperamento moderado pero firme, pudo preservar el Estado de derecho en Roma, limpiar las cuentas públicas y promover un importante crecimiento económico. Este perfil de hombre sabio, tranquilo, pero de gran temperamento, es otra similitud que permite predecir La presidencia de Edmundo González UrrutiaSería de gran beneficio para Venezuela, un país con graves déficits en justicia y economía que necesitan rectificarse urgentemente.
Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez
– La Prensa – Venezuela –