– La Prensa – Venezuela –
Esta araña se caracteriza por su cuerpo alargado y peludo, de color blanco crema con manchas negras en el abdomen. Sus ocho largas y fuertes patas le permiten moverse ágilmente a través de la arena, mientras que sus grandes y afilados quelíceros (apéndices en forma de pinza en el costado de la boca) capturan y matan a sus presas.
Su tamaño relativamente grande, con hembras de hasta 14 cm de longitud, la convierte en una de las arañas del desierto más impresionantes.
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Vive en las condiciones cálidas y secas del desierto de Namib, donde las temperaturas diurnas pueden alcanzar los 60 grados centígrados. Para sobrevivir en este ambiente hostil, la araña ha desarrollado varias adaptaciones únicas. Lo más notable es su capacidad para cavar madrigueras profundas en la arena, donde se protege del calor y la deshidratación.
Otra adaptación clave es su comportamiento nocturno. Esta araña emerge de su madriguera al anochecer en busca de alimento, utilizando su excelente visión nocturna para detectar presas en la oscuridad. Además, la araña tiene un pelaje espeso y espeso que le ayuda a aislarse del frío de las noches del desierto.
Uno de sus aspectos más intrigantes es su ritual nupcial, conocido como el “baile de la mujer blanca”. Durante este ritual, el macho levanta sus patas delanteras y las agita en el aire, mientras su cuerpo vibra y emite sonidos rítmicos. Esta elaborada danza ayuda a atraer a las hembras y competir con otros machos.
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También se comunica a través de vibraciones sísmicas. Al golpear el suelo con sus patas, la araña puede transmitir señales a otras arañas que se encuentran a distancias considerables. Estas vibraciones pueden alertar a rivales territoriales e incluso transmitir información sobre la ubicación de sus presas.
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